EL MAIZ, la canción

interprete: Campo y Sabor Album: Tierra Salsa de la Vida

lunes, 5 de noviembre de 2012

Reporte de Siembras Somos Maíz



ESE GRANITO PIDE JUSTICIA








Una señora que parecía muy descuidada dejaba caer, por allá en los campos y donde hubiera tierra, agua y sol, granitos de su mochila de fique, eran unos granitos de oro amarillos y dorados, anaranjados, rojos, blancos y morados como negrito brillante y siempre sonreían...sonreían porque ya no sonríen; mientras don Anselmo, un viejito campesino detrás de ella va mirando cómo la señora dejaba un reguero, que él a su vez iba recogiendo y  donde podía sembraba, incluso los que parecían oro, mientras murmuraba de labios para dentro: "Ese granito pide justicia".

En Colombia y Santander se puede sembrar maíz en muchos lugares pero los propietarios, que son unos poquitos, tal vez no saben o no pueden o no quieren.

Todos aquellos colores del maíz no tardarían los nativos en convertirlos en deliciosos manjares, gracias a los aliños y cocinados de las buenas cocineras y hortelanas.

El Chiqui, un empedernido jinete de cicla que en Bucaramanga iba a sembrar un surco de un kilómetro de maíz amarillo criollo calentano  en las zonas verdes del separador de una importante avenida de la ciudad, conocía a don Anselmo quien había escuchado los argumentos del Chiqui para hacer semejante siembra en plena ciudad con un aire bastante contaminado, un parque automotor saturado y una administración local que descuida la agricultura. Se daba por entendido desde que escuchara aquella historia de cómo el maíz transgénico invadió silenciosamente a plena luz del día y con casi plenos poderes jurídicos, el mercado de todo el país pero más el de Santander.

Cada día entran a nuestro departamento tres mil toneladas de maíz transgénico para sostener una producción mensual de más de tres millones de cabezas de pollo. La amenaza de extinción para nuestras semillas criollas no es una ficción, es la cruda realidad.

El ICA, entidad que debería garantizar la bioseguridad de nuestros bancos genéticos naturales y propios, se ha encargado de legislar para proteger la entrada, sin marcas y sin advertencias para el consumidor, de los productos modificados genéticamente, en menoscabo de nuestra propia biodiversidad criolla y que si queremos todavía se puede comprar semilla criolla de maíz amarillo aquí en el centro de la ciudad pero esas oportunidades están amenazadas de un pronto y fatídico final.

Para el Chiqui la consigna es hacerse notar decorando nuestros espacios y zonas verdes con las esbeltas plantas de maíz criollo que nuestros abuelos y taitas nos legaron para nuestra salud y bienestar. Actuar cuando se sabe que los tesoros que a todos nos pertenecen están amenazados de extinción irreversible y que todo el mundo sepa que esos patrimonios bioculturales en nuestra región tienen dolientes. Ir detrás de la señora que parece descuidada sembrando todos los granos que deje caer...incluso los que parecen de oro porque con esos granitos, que también piden justicia, es que se hace la deliciosa arepa santandereana de maíz pelado. Y colorín colorado este plato está convocado.

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