EL MAIZ, la canción

interprete: Campo y Sabor Album: Tierra Salsa de la Vida

miércoles, 7 de noviembre de 2012

El ciclismo maicero


UNA CICLA ME CONTÓ

La cicla, hermana del ciclo, del grande y del pequeño ciclo, guane o maya ocupaba la rueda delantera desde donde sólo se veía lo que viene,  mientras el ciclo se hacía en la rueda trasera y sólo veía todo lo que iba quedando atrás; tal vez por eso no paraba de hablar mientras la cicla su hermana escuchaba resignada en silencio.

Hace treinta años consumíamos los alimentos que producíamos y no estaba el ICA aprobando en todo el país cada vez más siembras experimentales para semillas modificadas genéticamente y promulgando un marco jurídico para favorecer. Hoy estamos importando casi todo lo que consumimos y nos encontramos en un descuido fatal de nuestra propia producción de alimentos libres de la contaminación genética; sólo el Departamento de Santander líder en la producción de pollo y huevos, demanda tres mil toneladas diarias de maíz, cuando la producción nacional de semillas criollas no alcanza ni al millón de toneladas al año en un país que necesita más de tres millones de toneladas anuales; por lo cual se importa de los EE UU y llega a nuestros puertos e incluso a los graneros minoristas del centro de mercado de Bucaramanga en la zona de Quebrada seca y se consigue a quinientos pesos/libra el maíz gringo, lo más barato del mercado y no viene marcado ni menos etiquetado, pareciéndose muchísimo a la variedad criolla nuestra de maíz duro nacional para aves. Mientras tanto nuestras semillas ya casi no se ven y el más barato vale en promedio mil quinientos pesos. Pero lo peor es que la presencia hegemónica de estas semillas transgénicas en nuestra región amenaza con el exterminio de nuestras variedades criollas mediante la contaminación genética de nuestras variedades ya que el maíz se cruza con mucha facilidad gracias al viento, las abejas y el ser humano, lo cual volvería a nuestras semillas criollas, modificadas genéticamente en un proceso de contaminación irreversible.

La cicla que siempre veía primero, eludía todos los avisos de prohibido transitar en cicla, que colocó devotamente metrolínea en toda la ciudad. Además esta vez su conductor llevaba tres semillitas criollas de maíz que van a ser plantadas en un intercambiador de una importante vía de nuestra ciudad. Era importante hacer visible lo que más nos ha unido, hoy en esta guerra y mañana ojalá en la paz de nuestra nación consigo misma.

Ya cuando el ciclo vio lo que quedaba atrás, había una gran fiesta de la siembra porque no sólo se transgeniza la esencia de nuestros más grandes, antiguos y valiosos tesoros: la memoria genética de nuestros mejores alimentos, sino que también se muta el alma de lo propio y mejor a lo foráneo y peor porque entonces ya no seremos alimento, pan, oro verde o amarillo vegetal. Sólo mercancía, sólo una cosa, vendible, barata y despreciada hoy como un tóxico  en mercados más cultos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario