EL MAIZ, la canción

interprete: Campo y Sabor Album: Tierra Salsa de la Vida

lunes, 13 de junio de 2011

ECCO – BAZAR - ENCUENTRO Y AZAR


El sábado fue anocheciendo con el pregón, con sus ecos que rondaron por las calles y  se amaneció con el pregón, despertando un domingo adormilado de ciudad; las bicicletas fueron llegando para  acompañar al pregonero, un personaje salido desde las mismas realidades del entorno, dos seres opacados por las basuras que tiñen con su  desconcierto nuestros paisajes cotidianos; eran entonces “Horrendo Basuras” y “La señora de las Peinillas”, dos personajes importantes creados en la didáctica y socialización del proyecto “SOMOS MAIZ”; esta vez personificadas por un solo actor y junto a la bandera nacional -no como símbolo patrio, sino como emblema de  unidad- con sus tres colores suspendidos de un asta improvisada, colgada sobre el sillín de una de las bicicletas.

No tan madrugados, salió la ruta del encuentro,  con el ánimo arriba el pregonero invitaba, anunciaba que un corazón de mazorca convocaba al encuentro y anhelantes comunicamos la propuesta, la idea era trasgredir la cotidianidad de la comunidad con un grano de patria chiquitica. A la sombra de los  tejados viejos que aun quedan dispersos y con el amanecer a cuestas, las calles se fueron despejando y salieron algunos vecinos, dispuestos a acompañar la tarea de intervenir y barrer la basura acumulada en los andenes. La calle nos desafió con sus postes grises, con sus  fachadas y con su cielo  atravesado por los zapatos suspendidos en las cuerdas de la luz; era la octava con treinta cuatro, coordenadas  de un territorio llamado cuadra; para después bordear en bicicleta los abismos de las escarpas, las casas suspendidas al filo del peligro acechante  ante la mirada amenazadora de la ola invernal, que ante nuestros ojos, todo lo derretía como un cúmulo de presagios del inminente deterioro corrosivo de la erosión.

Con el pregón entre bielas, recorrimos las calles hasta llegar al parque del triangulo, allí   realizaban tareas de restauración al parque “Comuneros” del barrio “La Joya”, murales, recuperación de los juegos, limpieza del entorno del parque,  todas estas labores por autogestión, una acción por parte de gestores ecologistas en  una fiesta con mercado.

El pregón hizo su efecto  de acercar, a pesar de  ciertas distancias, apenas natural en una tierra desconfiada del otro, enredada en nostalgias separatistas;  pero había algo en común, involucrar a la comunidad, en respetar y querer su territorio de vida, su lugar compartido, re-construir los  lugares donde seamos importantes, una patria tan chiquitica donde todos cabemos, donde intentemos expresar los anhelos  de re-pensar y re-valorar  la realidad.

En la sede del “Solar”, la casa de la cultura del barrio, un lugar independiente; allí  se atendieron los desayunos con arepa de maíz pelado y allí llegaron los agricultores, campesinos invitados; quienes retrasaron su llegada por las condiciones críticas de las vías de acceso a la ciudad.
Con la música de fondo y sobre las mesas estaban aquellas mixturas sazonadas con la esencia principal del MAIZ; sus olores y sabores fueron invadiendo los paladares y la chicha con su presencia de “ojos” flotando sobre su torrente liquido; hicieron del encuentro un ritual de dialogo, del sentarse a conversar como viejos compadres y así la fiesta empezó.

Los músicos espontáneos hicieron del ritual de la chicha, un tinglado mezclado con lo sonoro, la juerga, la alegría, entonces el encuentro consolidó la ciudadanía y “Horrendo Basuras” con su traje de desechos fue encontrando un lugar, donde mostrar su realidad de consumo, su vertiginoso peso de escombros y tras un giro gracioso de baile surgía la otra cara,  la “Señora de las Peinillas” nombrada así después de una jornada de limpieza y recuperación de una escarpa del barrio Pantano III; donde los vecinos y una estación de buses, habían convertido lo que era supuestamente un parque, en un lugar  de escombros, vertedero de basuras y donde yacían incólumes las peinillas y los avisos de las rutas que fueron desapareciendo para siempre de nuestras calles sin  memoria.

Tras un día esplendido lleno de sol, los niños encontraron el lugar para el juego y la pintura salpicada de Maíz, acompañó por un rato el tiempo de los niños; mientras Fidel “El Come Libro”, un viejo amigo, un lector apasionado, un librero que acompañó el Eccoo Bazar con su cargamento de libros viejos y quien con totuma en mano, se contagio de una alegría inmensa cuando la vecina lo acompañó con su humeante puesto de mazorcas tiernas; la tarde cayó y las sombras de la noche  fueron testigos del encuentro donde el Maíz y sus granos dorados, fueron nuestros invitados especiales, era el homenaje colectivo para  un ciudadano mas de nuestra patria chiquitica. 

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